En un escenario donde la sostenibilidad y la descarbonización se han instalado en el centro de la agenda global, las empresas están transformando sus modelos de movilidad con un objetivo claro: reducir la huella de carbono sin perder competitividad.
En 2025, ya no basta con parecer verde. La movilidad sostenible es ahora una estrategia empresarial sólida, con impacto directo en costes operativos, clima laboral y reputación corporativa.
Estrategias integradas para una movilidad sostenible real
Cada vez más organizaciones están implementando soluciones integradas de movilidad, que combinan:
- Vehículos eléctricos e híbridos enchufables en flotas corporativas
- Bonos de transporte público y acuerdos con redes urbanas
- Carpooling corporativo, gestionado mediante plataformas como Hoop Carpool
- Flexibilidad horaria y teletrabajo, reduciendo desplazamientos innecesarios
Estas acciones permiten reducir emisiones, pero también aportan beneficios económicos tangibles:
- Ahorro en mantenimiento y combustible
- Menor rotación de empleados
- Mejora de la puntualidad y la productividad
- Mayor alineación con políticas ESG y licitaciones verdes
Datos que marcan tendencia
Según un informe de EY, más del 67% de las empresas europeas ya aplican al menos una medida activa de movilidad sostenible. Muchas han integrado estos esfuerzos en sus estrategias ESG, con indicadores de seguimiento en tiempo real y cuadros de mando compartidos con stakeholders.
La digitalización ha sido clave en este avance. Herramientas como Joinup, Hoop Carpool o Smart Mobility Plan permiten a las compañías:
- Medir en tiempo real los ahorros en emisiones y consumo energético
- Integrar estos datos en reportes de sostenibilidad
- Ajustar rutas, frecuencias y comportamientos según la demanda real
Normativa y cumplimiento: una presión que se convierte en oportunidad
El marco regulatorio también ha evolucionado. Los nuevos Planes de Transporte al Trabajo exigen a las empresas de cierto tamaño —especialmente en Zonas de Bajas Emisiones (ZBE)— presentar políticas activas y verificables de movilidad sostenible.
No cumplir puede suponer sanciones económicas y exclusión de licitaciones públicas. Pero cumplir —y hacerlo bien— abre puertas a financiación, reputación y contratación responsable.
Conclusión
La movilidad sostenible corporativa ya no es una moda ni una acción de RSC aislada. Es una palanca estratégica de transformación empresarial. Las organizaciones que la integren con inteligencia ganarán en eficiencia, talento y legitimidad social.
Las que no, simplemente quedarán atrás.