Entrada: Cómo las flotas eléctricas están transformando la movilidad corporativa en 2025

La electrificación de las flotas corporativas se ha consolidado en 2025 como uno de los grandes movimientos estratégicos del tejido empresarial español. Frente al encarecimiento del combustible, las crecientes restricciones de acceso a los centros urbanos y los objetivos de sostenibilidad, migrar de vehículos térmicos a eléctricos ya no es una opción, sino una decisión clave de competitividad.

Del diésel al kilovatio: razones que van más allá del medio ambiente

Aunque el componente medioambiental es evidente, el principal argumento actual para este cambio es económico. Diversos estudios han confirmado que el coste total de propiedad (TCO) de un vehículo eléctrico —que incluye adquisición, mantenimiento, energía y vida útil— ya es inferior al de los vehículos diésel en contextos urbanos y flotas intensivas.

Casos de referencia y apoyo institucional

Empresas como Endesa, Telefónica o Amazon ya han electrificado más del 50% de sus flotas en España. Esta transformación ha sido posible gracias a:

  • Programas públicos como MOVES III
  • Ayudas regionales complementarias
  • Bonificaciones fiscales por inversión en infraestructuras de carga
  • Incentivos vinculados a los Planes de Descarbonización Corporativa y a los criterios de contratación pública verde

Además, muchas compañías están desplegando infraestructuras de carga privadas o semipúblicas en sus sedes, aparcamientos compartidos o centros logísticos, lo que acelera la autonomía operativa y reduce costes logísticos.

Gestión inteligente de flotas eléctricas

La electrificación no viene sola: va de la mano de una gestión digital avanzada. Las empresas están utilizando plataformas inteligentes para:

  • Monitorizar el estado de cada vehículo en tiempo real
  • Planificar rutas optimizadas según la autonomía y puntos de carga
  • Analizar consumo energético y eficiencia por trayecto
  • Anticipar mantenimiento preventivo y costes asociados

Estas herramientas permiten maximizar el rendimiento de cada vehículo y tomar decisiones basadas en datos, mejorando tanto la sostenibilidad como la eficiencia operativa.

Un factor clave para el posicionamiento ESG

Más allá del ahorro, electrificar la flota se ha convertido en un requisito estratégico para:

  • Obtener certificaciones ESG (Environmental, Social & Governance)
  • Acceder a nuevas líneas de financiación sostenible
  • Atraer talento joven con conciencia medioambiental
  • Cumplir con los requisitos de licitaciones públicas sostenibles

Conclusión

En 2025, las empresas que lideran el cambio son las que están electrificando sus operaciones. Las que se resisten corren el riesgo de quedar atrás en términos de costes, imagen y acceso a oportunidades clave.

La pregunta ya no es si electrificar, sino cuándo y cómo. Y la respuesta inteligente es: cuanto antes y con visión estratégica.

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